martes, 28 de julio de 2015

TUVE UN AMIGO QUE VOLABA

De pequeña, tuve un amigo que volaba.
Cuando el sol se ponía, subía a las terrazas
o me asomaba a la ventana y charlaba con el. 
No recuerdo su voz.
Tal vez no hablaba, quizá tan sólo movía sus alas
y yo le entendía.
Un día no subió.
Me asomé con angustia y lo vi,
tirado en el suelo, llorando flores blancas.
Bajé corriendo para saber qué le había sucedido.
Un ángel negro le había robado dos plumas de sus alas.
Lo escondí como pude y con el corazón en la boca comencé
a buscar cuatro plumas.
Indagué en el atrezzo del teatro, nada.
Cerca de allí, una verja protegía un gallinero.
¿Por qué era tan bajita?
Me pregunté poniendo piedra sobre piedra,
mirando los amenazadores ganchos y pinchos.
Salté, me rasgué la piel y el pantalón quedó destrozado.
Las gallinas salieron corriendo,cacareando y alborotando.
Aquella mujer con el palo, se me quedó mirando.
Tal vez el miedo me hizo llorar, no lo recuerdo.
Sé que volví cantando con un montón de plumas rojas y amarillas.
No le encontré, se había marchado.
Hoy en el balcón, una pequeña pluma de paloma,
me lo ha recordado.

imagen: Google

No hay comentarios:

Publicar un comentario